La verdad es que en ocasiones como estas necesitábamos días de 48 horas. O más, si cabe.
Ayer quedamos hablando del Vía Lucis que íbamos a celebrar por las calles de Lugo y de la Misa posterior en la Catedral. No mencionamos nada de la celebración de las Agustinas de la tarde, ¡y qué celebración!.
Pero vamos por partes.
A las once y cuarto empezamos a montar el tingladillo en la puerta de San Pedro. Una furgoneta en zona peatonal, tan poco discreta como esta, llama la atención. Una cruz enorme, apoyada en la pared de una casa, llama la atención. Y unas andas, con un gran icono de la Virgen, llaman la atención, con lo que algunas personas que pasaban por allí, se unieron al grupo de los que estábamos esperando a la comitiva presidencial. Hasta una vecina de la zona se ofreció a traernos unos pastelitos y algo de beber de su casa. ¡Qué riquiña!
Pues a eso de las doce y cinco minutos comenzamos el Vía Lucis.
La verdad es que una mañana soleada como la de hoy invitó a pocos lucenses a pasear por la calle, pero a lo largo del camino sí encontramos personas que se paraban a mirar y preguntaban qué era aquello. La presencia del Obispo en la comitiva ya daba una cierta idea de qué tipo de acto se trataba.
Las paradas que estaban previstas señalando las distintas estaciones se fueron ajustando a las sombras que ofrecían las calles. Era vital para los porteadores, porque tanto la Cruz como el Icono pesan lo suyo, y hacía calor, mucho calor.
La última oración, la de la JMJ 2011, se hizo ante la fachada principal de la Catedral, que como en los acontecimientos importantes, tenía las puertas abiertas de par en par, en las que esperaban los canónigos.
Una vez dentro, la Cruz y el Icono ocupan un lugar preferente, como tenía que ser por tratarse de invitados tan especiales.
La veneración se hizo al final de la celebración, de forma colectiva aunque personalizada en el Obispo, porque al quedarse allí hasta la tarde, hubo tiempo para que, una vez terminada la celebración eucarística, cada uno le rindiese el homenaje que creyese conveniente.
Un grupo de chicos del movimiento neocatecumenal perteneciente a una parroquia de Murcia, que estaban haciendo el Camino primitivo, se ofreció para acompañar por la tarde al Icono y a la Cruz hasta el convento de las MM. Agustinas.
Junto con los demás asistentes, hicieron un recorrido procesional por las calles del centro, acompañando con cantos religiosos la marcha del numeroso grupo de personas que se había congregado.
Dentro del convento, las monjas tenían todo preparado para la celebración de adoración prevista. Le dieron un cariz vocacional al acto, muy en consonancia con las lecturas del día. Y ellas desde su clausura, y los jóvenes allí a su lado, llenando la Iglesia, participaron en un encuentro que, sin duda, dejará huella en todos los asistentes.
Al final, un aplauso para las religiosas, y un rato de conversación distendida con los presentes, rejas por medio.
En este momento están las monjas haciendo, ya en privado, su vigilia de adoración.
Y no paramos. Mañana, a las doce de la mañana, otro escenario. Nos vamos al centro San Vicente de Paúl. Será un momento especial, sin duda. Y por la tarde, a la Parroquia de San Antonio, a las siete de la tarde.
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