Hace un ratito dejamos a la Cruz y el Icono en el Centro de San Vicente de Paúl después de asistir a la celebración que tenían preparadas las hermanas con ayuda de los cuidadores.
Sor Magdalena me preguntó al terminar si me había gustado. Y sí, mucho. Me pareció una celebración muy especial, muy simbólica y, a la vez, muy real: Un Crucificado y muchos crucificados. Dolor y sufrimiento en la gran Cruz y dolor y sufrimiento en muchas pequeñas cruces, pero si en la una hay Amor y Esperanza, en las otras también, y mucho, en las de los residentes, en las de los cuidadores y en las de las religiosas.
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