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Días en las diócesis

jueves, 22 de julio de 2010

fin de fiesta en Melide

Llegamos a Melide más de dos horas antes de que empezase el evento y nos sorprendió gratamente el ambientillo que había en la plaza. Se notaba que algo grande iba a pasar.
Un grupo de Scouts preguntando a qué hora empezaba la celebración, otro de Cristianos sin Fronteras ofreciéndose para lo que hiciese falta, sacerdotes de distintas nacionalidades interesándose por si había Misa y si podían concelebrar, nativos que querían saber qué se cocía en la Plaza Mayor, y eso que ellos ya deberían estar acostumbrados al movimiento de gente, de cámaras, de equipos de todo tipo, porque esa plaza y la casa del Concello son escenarios frecuentes de la serie de la televisión autonómica “Libro de Familia”.

Una vez que dejamos todo preparado dentro de la iglesia, nos vamos a la plaza pública de nuevo para amenizar la espera con cantos varios.

Como hace buen día, el Lucernario comenzará en el exterior.
Más cantos mientras esperamos a que llegue el Obispo, que venía de Lalín de participar en los actos de la mañana.
Cuando todos los protagonistas están presentes, empieza la celebración con una oración de acogida que es despedida a la vez.
Procesión hacia el interior del templo. Abre el cirio pascual; le sigue la cruz y, por último el icono, que son colocados en lugar “digno y visible” como marca el ritual.
Participan tres coros distintos, que se convierten en uno solo. La misma fe es lo que nos une, pero se ve que la música también.

Durante la homilía, don Alfonso nos habló, entre otras cosas, de las JMJ, de la importancia de la Cruz y de las cruces y de agradecer al Señor los buenos cireneos que pone en nuestro camino.

La veneración individual de la cruz la dejamos para después de la Misa, para poder hacerla con calma, sin prisas ni agobios. Sonaban cantos de adoración y proyectamos un video de invitación a participar en la JMJ Madrid 2011.

Para el fin de fiesta contamos con la actuación de un artista polifacético: algo de músico, algo de cómico, algo de mimo, que fue consiguiendo a lo largo de la actuación que el público interactuase con él.

Pero con tanto músico suelto entre nosotros, era difícil que no la montaran. Ni cortos no perezosos se subieron al escenario y con voces, guitarras y una mini-batería organizaron un concierto improvisado. Como el público estaba de su parte y coreaba las canciones, se crecían a cada segundo y, como si fueran profesionales, enganchaban una canción con otra hasta que el momento de la despedida no se pudo dilatar más.

Pero sí se demoró, porque fue ver a la cruz salir por la puerta de la iglesia camino de la furgoneta y todo cuanto grupo allí había querer hacerse la última foto. Con los altos, con los bajos; con los de Melide, con los de Silos; con los de Lugo; con lo mayores, con los pequeños, con …

Bastante más tarde de lo previsto, ¡a la furgoneta!, y desde hoy, a recorrer la vecina diócesis de Mondoñedo-Ferrol.

¡Buen viaje!.
¡Buen camino! .
¡Hasta siempre en el recuerdo!.

1 comentario:

  1. Me encanta.
    Las fotos estupendas. Los comentarios extraordinarios. La gente excepcional.

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