Todo está ya preparado para comenzar la gran Vigilia.
Los músicos intercalan canciones con llamadas a la participación de la asamblea, todo ello para que nos dispongamos a la oración.
La Vigilia está dividida en cinco partes, cada una con su protagonista respectivo. En este primer momento que os contamos hoy, el protagonismo es para el Icono de María de las JMJ. Cuando inicia la procesión de entrada, un foco lo va iluminando hasta que es colocado en el palco. Acompañan al Icono el presidente, cardenal Stalislaw Rylko, del Pontificio consejo para los laicos, el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco Varela y el arzobispo de Santiago, Barrio Barrio, como le llamaba Marina, la romana de Radio Vaticana. Cierran el cortejo nuestro diácono, Carlos Presas, que acaparará muchas miradas a lo largo de la celebración, pero cuando toque ya lo explicaremos.
Continúa la celebración con una monición a cargo de Rosa Cruz, que nos introdujo en la lectura evangélica que se proclamó a continuación, la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní del Evangelio según san Mateo, cuando se retira a orar antes del prendimiento, en un momento de angustia y sus más íntimos se quedan dormidos.
Es el turno del invitado de honor, el cardenal Rylko, polaco, que sin duda hizo un gran esfuerzo por leer en castellano. La suya fue una intervención larga, quizá demasiado larga para la hora que era, lo que a nosotros también nos costaba entenderle y lo difícil que era para él leer en un idioma que domina muy poco, de ahí que alguno/a ya no supiera cómo sentarse.
He de decir que monseñor, la palabra "después" la pronuncia muy bien, pero no tengo claro que conozca exactamente el significado, pero de eso hablaremos otro día.
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