En el diario El Mundo del domingo 7 de noviembre aparece una entrevista realizada a Peter Seewald, autor, junto con Benedicto XVI, del reciente libro titulado «Luz del mundo» y que en pocos días se ha convertido en todo el mundo en un éxito editorial.
En la entrevista cuenta cómo su relación con el cardenal Ratzinger cambió su vida
Reproducimos parte del artículo escrito por Rosalía Sanchez:
Los caminos del Señor son insondables y por eso nadie pudo prever que el mayor propagandista del papa Benedicto XVI sería un periodista alemán, ateo y militante de la izquierda revolucionaria.
Ese fue durante décadas Peter Seewald.
El encuentro entre el Papa de la razón y una mente crítica, inquieta y sedienta de verdad como la de Seewald ha hecho saltar chispas y ha adquirido el carácter de un pulso en el que el perdedor vive esa derrota como el hecho que da sentido a su existencia.
El entrevistador, anteriormente miembro activo de los movimientos antiautoritarios y de la izquierda radical, es hoy un católico comprometido y una voz que defiende a ultranza la figura de Benedicto XVI.
Seewald atribuye un papel fundamental en su conversión a los encuentros con el Papa.
El contacto con el Papa lo enfrentó a la evidencia de que sus ideales revolucionarios no convertían el mundo en un lugar más justo y a su sentimiento de vacío. «Primero, sin poder explicármelo a mí mismo, sentí la necesidad de bautizar a mis hijos. Me resultaba muy desagradable pensar que les estaba negando eso. Yo me mantuve a distancia, pero cuando pisé la Iglesia volví a sentir todo aquel amor», relata sobre el proceso, que encontró su más duro escollo en los dogmas doctrinales.
Hoy en día, asegura que sólo el Papa colma sus ansias revolucionarias: «Sus posiciones sobre el estilo de vida son un desafío a las tendencias baratas, sus advertencias contra la pérdida de identidad y el nuevo paganismo del pensamiento son proféticas, provocadoras, y la precisión de su pensamiento junto a la fuerza y la esperanza de su fe transmiten una gran energía».
Lo que más le sorprende del Papa es que no evite ningún tema. «Que hable, englobando en un sólido, preciso y coherente sistema de pensamiento, las cuestiones fundamentales de la existencia humana, el sentido de la vida, la definición del progreso, la educación en valores, además de cuestiones como el fin del mundo y el regreso de Cristo, que hoy son un tabú para gran parte de la Iglesia Católica», explica.
«Tiene el carisma de un hombre sabio, pero lo que verdaderamente toca el alma de él es su bondad».
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