¿qué sería de nuestras vidas sin una conciencia despierta para la verdad y las necesidades del prójimo, y sin el aliento del amor sosteniendo nuestro corazón?
El Señor (...) bendice las manos del que da con alegría y el corazón que no se cierra a su hermano. Ya que con todo gesto de caridad lo imitamos y lo seguimos a Él, que por librarnos de la muerte se entregó a sí mismo y de cuyo amor esperamos todo.
+ Alfonso Carrasco Rouco.
Pastoral MANOS UNIDAS.
[Texto completo en http://diocesisdelugo.org/]
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