El pasado viernes en O Cebreiro celebramos la clausura del curso pastoral. Como la juventud fue uno de los grandes objetivos pastorales propuestos en la diócesis para trabajar a lo largo del año, a ella dedicamos el día, tanto en la oración como en la reflexión.
El momento de reflexión lo dirigieron los "Javis": Javier Porro y Javier García, co-delegados de Juventud en la Archidiócesis de Santiago de Compostela.
Partieron de la realidad actual de la evangelización y el trabajo pastoral con jóvenes y explicaron cómo las JMJ se encuadran dentro de la nueva evangelización reclamada con urgencia por Juan Pablo II y continuada por Benedicto XVI.
En un momento de su intervención, Javier Porro situó a las JMJ en el espacio celebrativo de TODA la Iglesia, como una jornada más de las que celebramos a lo largo del año, señalando que aunque la celebración propiamente dicha de las mismas se visibilice durante un determinado período de tiempo, la preparación de las mismas se realiza durante los tres años que van desde el anuncio de la nueva sede hasta su puesta en práctica. Y subrayó que nadie debe quedar al margen de la celebración de estas Jornadas. Sus palabras fueron estas:
La JMJ es una experiencia que, vaya uno o no vaya, todos estamos llamados a participar en ella.. Y cuando digo “todos”, me estoy refiriendo a TODOS.
La JMJ es una más de las Jornadas mundiales que la Iglesia celebra:
- Hay jornadas que ya tienen 100 años de experiencia, como la del DOMUND, y la celebramos independientemente de que en nuestra parroquia haya misioneros o no, pero todos rezamos por las misiones.
- La Jornada mundial del enfermo. Esté uno enfermo o sano, haya en la parroquia una celebración especial con enfermos o no la haya, todos nos unimos espiritualmente a esa celebración.
- La Jornada mundial de la paz, la Jornada mundial de los medios de comunicación, ... así hasta ocho.
- Y la JMJ es una más, por lo que es importante caer en la cuenta de que ésta no es sólo una actividad para jóvenes. Es una actividad eclesial que está dirigida a todos, tengamos o no jóvenes en la parroquia, en nuestros grupos, movimientos, asociaciones, TODOS estamos llamados a vivirla, o bien físicamente allí, o cada uno en sus diócesis o comunidades. Es una oportunidad que no debemos dejar escapar.
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